El pasado 27 de mayo se alinearon los astros en la capital, reuniendo en una misma noche a Sule B, presentando en el Fnac de Callao su segundo EP en solitario, NeoNoir; el concierto de Juancho Marqués, presentando The Blues con El hombre Viento y dj Kaplan, en la sala Arena; y para cerrar postfiesta, e inauguración de Pizza Club, con Alberto Rock, y Aka Bonita. Noche en familia y éxito asegurado.
Presentación Neo Noir, de Sule B arropado por amigos y abrazos de fans, algunas al borde del colapso nervioso llamando emocionadas a sus amigas con el CD en la mano. Con íntimo showcase cantando algunas de sus canciones, y el respaldo al micrófono de Tutto Vale, y de Sceno Mcclane y Alberto Rock a los platos. Una pequeña píldora del exitazo asegurado que tendrán este año sobre el escenario.
Concierto de Juancho, que empezó con las luces abajo y las manos arriba. Un cóctel de emociones, y entusiasmo al ver que se empieza a reconocer el trabajo de unos chavales que realmente se lo merecen. Con invitados de excepción que se fueron abriendo hueco en el escenario como Gata Cattana, Cheb Rubén, Tosko, Waor, Tutto Vale, Sule B, y por supuesto, sus dos fieles escuderos Hombre Viento y dj Kaplan.
Sule, a pesar del RAP es puro rock, un chute de energía y fuerza que se mueve ágil sobre el escenario, levantando pies y manos de la gente al unísono, disfrutando y celebrando cada verso como un gol. La adrenalina que se siente en una montaña rusa hasta quedarte sin voz. El tirón de brazo hacia arriba en el ring de boxeo.
Juancho es pura elegancia, y porte. Un poeta gamberro, que te habla con la seguridad y sinceridad cercana a los 30, de cómo es su vida, la vida real, sin entrar en el típico juego de a ver quien la tiene más grande, al que muchas veces estamos acostumbrados. La madurez y el saber estar, agradecido en todo momento por el apoyo, que bien tiene merecido, con canciones que se han hecho himnos.
La delicadeza del acompañamiento de El hombre viento, hace la mezcla perfecta, como degustar un vino tinto junto con un buen queso manchego, o una margherita en Nápoles. Disfrutar de la paz absoluta, y llorar con “Sabato”, extracto del documental D’amore si vive, acompañada de violín y parte audiovisual. La sensibilidad del que pinta el detalle de cada uno de los pétalos de una margarita, y las ganas de bailar y restregarse a ritmos de reggeae.
Un concierto de los Suite, es una barbacoa, puro en mano, en la piscina con Tony Soprano, pero sin traiciones. Es reconciliarte con tu familia y tu pasado; el abrazo sincero con el que sabes que todo irá bien. Tu hermano bastardo, la tranquilidad de sofá y peli en familia, o escuchando a Frank Sinatra, con copa de whisky en la mano.
Pizza club fue el refugio de celebración tras ganar el partido. El after en casa de amigos donde alargas la última copa, mientras coméis pizza borrachos y os abrazáis celebrando los triunfos de la noche. Todos juntos a una, en familia.
Alberto Rock, es pura energía y buen rollo. Es una pool party llena de gente guapa en Ibiza, sin tener que salir de Madrid. Un cóctel explosivo, mezclando distintos estilos musicales, que te beberías tumbado en una colchoneta en forma de porción de pizza en la piscina. Es la sonrisa permanente de disfrutar con lo que hace, con la ilusión de jugar por primera vez a la Game Boy cuando éramos pequeños; y el trabajo bien hecho, que ya empieza a tener reconocimiento.
Son la Elegancia, en mayúsculas, y con zapatillas. El yerno que toda madre querría, y el canalla que cualquier chica se follaría.
Internacional con los pies en el suelo y la mirada hacia arriba.
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