Estamos sumergidos en un bombardeo continuo. No hay momento para poder procesar lo que nosotros mismo tenemos en la cabeza. Y si lo hay, probablemente esté salpicado por todo lo que nos rodea en ese preciso instante. Hasta que en un momento dado nos golpeamos. O nos golpean. Abrimos los ojos, o los cerramos. Pero sabemos que estamos saliendo de ese estado. O no lo sabemos, pero la séptima costilla de nuestra caja torácica nos ha dado un vuelco y en ese momento no respiramos igual. No podemos respirar como lo hemos hecho durante el año y medio anterior y las lágrimas nos empiezan a brotar del extremo interior de los ojos.
Serie Final, en verano, 2016
Cartulina, papel adhesivo, acrílico
14’5 x 10’6 cm
Mi cabeza está llena de formas e ideas que no siempre consigo que salgan, y tampoco consigo que salgan cómo a mi me gustaría. Así, las doy una entidad física para poder verlas y tocarlas. Expulsarlas. Empiezan a adquirir formas. Formas intrínsecas en mi. Y, al reconocerlas, toda esa niebla borrosa que mantiene la séptima costilla presionada, comienza a salir.
La niebla desaparece. Surge el hueco. Este crea las formas y ellas contestan, generando más hueco.
Entonces, ¿ese hueco existe por mi?
2, 2016
Cartulina pintada, acrílico
21 x 29’7 cm
Respuesta, forma, 2017
Resina de poliéster, luz, bastidor y acrílico
50 x 60 cm
Hoja de Contactos, yeso
Texto e imágenes por Carmen García